El SIDA/VIH no discrimina, no discriminemos a quien la padezca


Descubrir que se tiene VIH/SIDA cambiará completamente la vida de la persona afectada así como la de su familia. Por eso es importante que, además del tratamiento médico, se lleve un tratamiento psicológico para que el paciente pueda llevar la enfermedad de manera positiva. El apoyo psicológico es muy importante para que una persona afectada por VIH/SIDA y su familia pueda afrontar la enfermedad. 

Con el fin de facilitar la comprensión de esta enfermedad, es necesario establecer que, el Sida se contagia por contacto sexual, sangre o de una madre a su hijo en el embarazo, parto o lactancia. El concepto de la infección por el Virus de la Inmunodeficiencia adquirida, se ha modificado de ser concebida como una enfermedad mortal a una enfermedad crónica y tratable clínicamente, lo que ha contribuido a mejorar la calidad de vida y supervivencia de las personas.

La OMS calculó 38,0 millones de personas con VIH a finales del año 2019. Durante la enfermedad, los pacientes presentan alteraciones emocionales, aislamiento, discriminación y rechazo social. Es por ello que la consulta con un terapeuta profesional es una herramienta fundamental en el tratamiento.



Además de los trastornos de la enfermedad en sí misma los afectados por VIH es común que sean juzgados, sufran problemas de pareja, abandono familiar, discriminación y disminución de oferta laboral. Los pacientes con este padecimiento pueden presentar gran ansiedad y trastornos del estado anímico, ideas suicidas, culpabilidad, baja autoestima, entre otras.

El psicólogo además de participar en el proceso de prevención con consejería y educación; interviene en primer momento con la contención emocional ante el diagnóstico con la persona y su familia. También realiza evaluación psicológica y social, evaluación de las funciones cognitivas afectadas por la infección, ya que puede verse afectado el sistema nervioso central. La implementación de estrategias de rehabilitación si surgen déficits de funciones psicológicas, manejo de crisis y rehabilitación cuando se ha afectado la vida social y familiar.



Por lo que es fundamental trabajar la resiliencia y potenciar los recursos del paciente para que logre un bienestar psicológico que permita una buena calidad de vida

Por: Jessica Dávalos y LP. Sandra Mar


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